Yo siempre describo la dolor de parto como un proceso natural del cuerpo, pero eso no es lo que muchas otras mujeres recuerdan. En la opinión de una amiga muy cercana, decir que es doloroso no es nada comparado con la realidad. Muchas mujeres tendrán diferentes puntos de vista sobre que es dar a luz, pero en este artículo quisiera contar mi propia experiencia con mi primer hijo.
Al cumplir las 40 semanas de embarazo y contar con 2 cm de dilatación las contracciones comenzaron a aparecer esporádicamente. A los 4 cm de dilatación el doctor nos recomendó que nos fuéramos al hospital. En ese momento más que sentir un dolor agudo, lo que recuerdo es sentir pequeñas contracciones. De hecho, realmente no sentí nada hasta que recibí la tercera dosis de oxitocina.
En cuestión de hora y media el dolor se había transformado en al algo insoportable. Equivalente a la combinación de cólicos menstruales extremadamente dolorosos junto con la paralización de todos tus músculos. Es el tipo de dolor que no te permite ni siquiera hablar. Mi cuerpo llego a ponerse tan tenso que era imposible relajar mis piernas. Probablemente me hubiera ayudado llorar, pero no creo que las lágrimas hubieran salido.
“Tengo que irme,” gritaba en agonía. “No te preocupes,” respondía la enfermera.
Después de pujar fuertemente, empecé a sentir que algo salía, pero no era el bebe. Recuerdo ver a la enfermera limpiando todo el cochinero. El dolor se tranquilizo por un momento. No creo que la inyección epidural realmente haya hecho efecto porque el dolor continuo hasta que por fin el bebe salió.
Mirando hacia atrás, no me arrepiento de nada. Para el parto de mi otro hijo, aunque que la inyección epidural haya hecho efecto a los 7 cm de dilatación, ya tenía más control de las dolores de la contracción con la respiración controlada y ya no sentía tanta dolor de parto.
¿Cómo viviste el parto tú?
No percas el post “Estando embarazada, me hubiese encantado saber que…” para más consejos de embarazo.
